sábado, 12 de enero de 2019

Hokusai Antología

Brevilla, revista digital de minificción, acaba de publicar Hokusai, una antología que reúne microrrelatos en torno al grabado japonés "El sueño de la mujer del pescador". La editora, Lilian Elphick (Chile) y el Comité Editorial, formado por ella misma, por Patricia Nasello (Argentina) y Sergio Astorga (Portugal-México), escritores los tres, recogen textos breves (máximo 200 palabras) que enfocan de maneras muy diversas esta xilografía sorprendente, al menos para ojos occidentales.




Yo, por ventura y honor, también participo, junto a escritores de catorce países, entre ellos, Ginés Cutillas y Ángel Olgoso, con un relato que centré en el fruto, partiendo de la siembra:


La siembra de Hokusai 

No, yo no la conocí, pero me lo contaron. 

Que buscaba perlas, que ascendía con su bolsa cargada de ostras, que un día no volvió.

Sus amigas merodearon por las rocas toda la tarde: la llamaron a gritos, esperando ver aflorar su cabeza entre las aguas… Y no ocurrió. 

Pasaron años, una noche golpearon a la puerta de su esposo, el pescador: era ella. Reluciente, empapada, bellísima. Sin decir palabra, le dejó en los brazos un ovillo inquieto, una criatura envuelta en algas: era yo. 

Este hombre, mi padre postizo, me cría, pero me odia; mira con asco mis ventosas, en nada le conmueven mis ojos mansos ni mi tronco de hombre con un pecho que precisa aire, incapaz de respirar bajo el mar. Ni siquiera aprecia mis ocho brazos que tanto trabajo le ahorran.

No, yo no conocí a mi madre, pero espero que una noche vuelva a por mí. 


Y, leído el relato, algo más sobre "El sueño de la mujer del pescador". Me impresionó desde la primera vez que la vi, ya siendo sobradamente adulta. Tiene tanta fuerza, en conjunto y en detalle, que, aun sin conocer el título, me sobrecogió el tono onírico y la extrema lubricidad de personajes y formas. Reconozco que durante años la consideré una pesadilla y sólo cuando la miré con mayor atención y sin prejuicios me di cuenta de que hasta la más breve curva rezuma placer, que todos sus actores, mujer incluida, gozan de manera desaforada y que, precisamente, en esa culminación de la delicia acecha el horror.


Shunga, por Kunichika Toyoara (1835-1900). Dibujo preparatorio

Katsushika Hokusai publicó esta xilografía en 1814, siguiendo una corriente tradicional japonesa que mostraba imágenes de sexualidad explícita, tanto que uno de los temas establecidos era el de las relaciones entre mujeres y criaturas marinas, surgido del trabajo de las pescadoras de perlas, que se zambullían medio desnudas, y de  La joya del rey Dragón, una leyenda que comenzó siendo solemne y moralizadora (sigo el excelente artículo de Josep Lapidario en Jot Down) para acabar en parodia de carácter libidinoso.

Muy curiosa resulta la añadidura del texto escrito al dibujo, su perfecto ensamblaje plástico y el contenido de alta lujuria y bastante gracia. Como muestra, reproduzco la frase del pulpito pequeño:

"Cuando papá termine, yo también le voy a chupar el clítoris con mi boca prominente, hasta hacer que se desmaye y, cuando vuelva en sí, se lo haré otra vez".


No conozco al autor, pero la escena derrocha ingenio.



Para entrar en la revista Brevilla y en la Antología Hokusai:
https://www.letrasdechile.cl/home/images/pdf/hokusai_ant_2.pdf

Para leer el artículo de Jot Down:
https://www.jotdown.es/2011/06/el-sueno-humedo-de-la-mujer-del-pescador/

No hay comentarios:

Publicar un comentario