lunes, 25 de marzo de 2019

También el collage


También el collage es un mundo; lo tengo claro, a dondequiera que me acerque, descubriré un mundo, no por mi especial perspicacia, sino porque existen, están ahí, a nuestro alcance, y esto, que resulta obvio aplicado a las artes mayores o a las ciencias, parece chocante cuando tratamos de campos menores, esos donde florecen artes "aplicadas".
Ocaso boreal

Me sucedió con la cerámica, aparentemente sencilla: se coge barro, se modela y a cocer. Pero ¿y la cantidad de arcillas diferentes que hay? Por minerales agregados, por la proporción de sílice, por la chamota que le añadamos. Y el modelado a mano y el torno y las piezas grandes y la porcelana. Pues, ¡anda el horno! ¡No tiene tarea e historia! Y el inmenso campo para experimentar: fabricar piezas al modo prehistórico, cociéndolas en un hoyo practicado en tierra, forrado con tiestos rotos y tapado con ramaje. O el rakú japonés, llama, humo y agua. Los esmaltes, engobes, temperaturas... Aunque me pasara la vida estudiando, produciendo y contemplando cerámica, nunca abarcaría todo lo que existe y puede aprenderse.

No digo nada de la fotografía, porque su amplitud y riqueza resulta algo más conocida, pero sí me propongo decir algo del collage. Ya lo había practicado en pequeña medida, trabajando con mis fotografías, para crear con ellas figuras caleidoscópicas, mosaicos, contigüidades atractivas. También había probado con retazos de periódicos y pintura, óleo o gouache, pero ahora, recientemente, he tomado mayor y mejor contacto con este arte, gracias a Carmen Sotoca y al taller que ha impartido, por dos fines de semana consecutivos, en la librería Ubú, que tan magistralmente administra Marian Recuerda.


Al final de la noche
Como decía, en el taller de "Collage creativo-Fusión plástico literaria e introducción al libro de artista" impartido por Carmen Sotoca he aprendido nuevas maneras de ver, de imaginar y elaborar composiciones. Quizá lo que menos he practicado ha sido la fusión entre literatura y plástica, aunque partir de un texto sugerente abre el camino, despierta la imaginación y ayuda a delimitar formas. Así pues, partí de un poema que escribí hace unos cuantos años y que juzgué rico en ambiente visual:

Vuelvo a casa al final de la noche
deseando caer en el vértigo
de las estrellas que huyen,
pero sabiendo
que habrá de bastarme
el ocaso boreal de las farolas.

Guiada por estas palabras, me lancé a buscar en revistas viejas, periódicos, folletos... Da gusto romper, rasgar, arrancar hojas, como niña desatada sin nadie que me regañe. Y luego recortar con cuidadito y, antes de coger el pegamento, decidir la base y los materiales complementarios, gasa, papel cebolla, de seda, de colores... Rejuvenece, de verdad, que la actividad "colágica" rejuvenece, seguramente más que el colágeno, ese que inyectan.

Y todo lo que no cuento, por no alargarme demasiado. 

Lo dicho: un mundo. También el collage.

5 comentarios:

  1. Solo estos dos collages que incluyen se me quedan cortos.

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  2. ¿Quieres más? Estoy en ello, pero también preparando exposiciones de fotografía.

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  3. Una invitación a volver a ser niñas que descubren el mundo y quieren jugar con él, una invitación muy bien explicada y que transmite el entusiasmo de crear, amiga. Gracias por tu entrada tan primaveral y celebrativa. Y estoy de acuerdo con Miguel ¡Queremos más!

    Abrazos,

    Marina

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  4. Gracias, Marina, sé que conoces bien el entusiasmo de crear jugando y jugar creando. Besos.

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  5. Son un Placer ver estas Creaciones que nos muestras, que con escasos rasgos nos muestran un sinfín de Sensaciones...
    Sí. Te animo a que me sigas enseñando más de tus Collages.

    Besos.

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