viernes, 8 de febrero de 2019

Historias de secadero: "Con ka".

Un cuento nuevo imaginado en un viejo secadero:

"Dios nos ha abandonado". Pues sí que... Quién habrá escrito esto, si Dios no existe. Aunque, qué sabe nadie.

Existe, decidido, existe y pasó por aquí.

Pero huyó. Porque le horrorizan los ladrillos de cemento, él no usó cemento para construir el mundo.



Al hombre lo hizo de barro. No, no, a la mujer la soñó primero y la amasó con la arcilla más fina al pie del arroyo más claro y luego, para que no se aburriera, decidió formarle un compañero. Cuando la vio dormida le quitó una costilla y de ahí, con mucha magia, sacó al hombre. Igual me estoy liando, pero más gorda la lió Dios, con eso de hombres y mujeres.

Anda las tonterías que se me ocurren cuando me fumo un canuto. O dos, que ya voy por el segundo. Me gusta fumar en los secaderos, todavía huelen a tabaco de verdad, del que liaba mi abuelo. A lo que iba: Sacó a Adán de una costilla de Eva, no, de una kostilla, la ka mola más.

Y aunque Carla escriba su nombre con ce, yo la quiero con ka, para distinguirme de tantos que solo saben quererla de una manera vulgar.

La kiero, la kiero y la kerré siempre, desde hoy, 29 de junio, hasta el 29 de un mes y un año desconocido. En un tiempo infinito nos sumaremos tú y yo, Carla y Juan, y aquí pongo las iniciales para que se sepa. Pero no demasiado, no cualquiera que pase por aquí.

Ya está, se lo digo ahora mismo en un wasap, "te amo, ámame, ya está bien de ser solo amigos".

No, quieto parao, borra eso, no la asustes. Si no le gustas, no le gustas a ninguna... Mejor me callo y sigo escribiendo en la pared.

Yo soy un cobarde, o un kobarde, lo sé,  pero tú, que eres una diosa, no hagas como Dios, porque es verdad: Dios nos ha abandonado.