viernes, 7 de enero de 2022

La calle: vida y diseño

    Me gustan las ciudades, me atraen; en ellas se concentra la historia y la vida humana. Nos desbordan, nos agotan, acaban por aburrirnos el cemento, el asfalto, el tráfico y la gente. Cuando nuestros semejantes se vuelven demasiado numerosos y omnipresentes, los llamamos gente; sin embargo, todos somos gente y todos, en algún momento, estorbamos a los demás.

                                                                        Gante (Bélgica)


     Pero, con todo, me gustan las ciudades, observar a las tribus urbanas o simplemente a la variedad humana que deambula, se aquieta o se apresura por las calles. La especial naturaleza que arraiga y crece en los parques o en cualquier glorieta -más especies vegetales y animales de las que suponemos; los crepúsculos urbanos, la alternancia artificial entre luz y oscuridad, ruido y silencio, movimiento y quietud.

Londres, la city: hora del lunch

     ¡Ay, si me atreviera fotografiar a cuantas personas me llaman la atención! No lo hago, por timidez y por respeto. Y desde hace unos años porque una barrera de leyes relativas a privacidad e intimidad lo impiden; un sinsentido, la verdad, si esas leyes se hubieran aplicado desde los inicios de la fotografía, no contaríamos con la irremplazable información que nos ofrecen autores como Pérez Siquier, o Brandt o Salgado... Aunque, por más que nos empeñemos, esas leyes son muy difíciles de cumplir enteramente: ¿cómo fotografiar una calle en el Corpus sin que aparezcan personas? O una procesión, o un mirador en el Albaicín.

                                                                                   Granada

    Yo sé para qué quiero mis fotos, sé que mis intenciones y usos no pueden molestar... Pero el mundo no lo sabe y a menudo encuentro malas caras o rechazo a la cámara; no al móvil, como si, para el caso, no fuera equivalente. Rechazo más contradictorio todavía si pensamos en las docenas de cámaras de seguridad o vigilancia que captan nuestra presencia y movimientos.

                                                                     Palermo

     Las calles rebosan vida y obedecen cada una a su particular diseño, me llaman y de un modo u otro, tengo que fotografiarlas. Siempre lo he hecho, en cualquier lugar y valiéndome de cualquier objetivo; las imágenes resultantes -aun las de escasa resolución, como algunas de las que aquí incluyo, tomadas con cámaras pobretonas o escaneadas de copias mediocres- ilustran el pasado, el cambio, la vida.

                                                             Madrid, Vallecas.

                                                                        Belchite, recuerdo y emblema.


                          La Habana, hacia el año 2000. Casi tan ruinosa como Belchite, pero muy viva.   

                                                                         Essen




A la izda., Milán, desde la catedral.  A la dcha., Estambul, un barrio dedicado a la confección, probablemente fraudulenta.

                                                                                    







9 comentarios:

  1. Ganas de volver a viajar. Me apunto Belchite, seguramente el primero de estos destinos al que podré ir.

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  2. A mí me entran arrebatos, urgencias de recorrer el Puente Carlos en Praga o cruzar el Bósforo. Y aunque de todas formas, el tiempo y el dinero no me dan para tanto, me enrabieto pensando que la pandemia es la causa principal que me lo impide.
    Belchite vale la pena, sin duda. Y también me gustaría volver.
    Un abrazo.

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  3. la pandemia mental es la que nos divide, nos hemos puestos sin mas los grilletes, no podemos pedir más. Todo es cíclico, llega la era de volver a luchar por los mismos derechos que ahora se han evaporado. Así que toca ver imágenes, construir sueños y plantearse la felicidad en una nueva versión... Es mi humilde opinión, espero no herir sensibilidades...

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    1. A mí no me hieres, Ramce, aunque no esté de acuerdo contigo, no completamente. La pandemia ha creado una situación mental nueva solo porque no sabemos comparar. Siempre ha existido el hambre, la enfermedad, las guerras, la desigualdad por injusticia... Epidemias dañinas que no han desaparecido. En todo momento la libertad ha de implicar libertad de pensamiento, tan difícil hoy como bajo el imperio romano o la Rusia soviética.
      Existen intereses colectivos legítimos, como la salud de un país. Considero la salud de la mayoría más importante que las creencias individuales.
      En fin, ojalá pudiéramos hablar de todo esto sin el embrollo mediático y político que nos acosa.

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  4. Muy bueno tu articulo josefina, como siempre!! yo tambien estoy con esas ganas locas de viajar, de cambiar de escenario y de aires. Y no te cortes a la hora de fotografiar las calles y sus gentes :)

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    1. Gracias, Gloria.
      No puedo evitarlo, cohibirme, mis ansias de no molestar son excesivas, lo sé, porque a menudo creo molestar y no lo hago. Pero sé que la fotografía no ha de tomarse al pie de la letra leyes demasiado cerriles.
      Feliz año!

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  5. Buen recuerdo de tus viajes. Me ayuda a recordar los míos, lejanos...
    Ya volverán otros tiempos de mayor autonomía y decisión.
    Ahora toca trinchera contra el virus chino y evitar su ataque.
    Es cierto, según un comentario, más arriba, esta situación nos atasca la Mente.
    Besos.

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