domingo, 27 de noviembre de 2022

"Fuego de invierno". Poemas


Presenté hace unos días este nuevo poemario,
Fuego de invierno, y me gustaría hablaros de él. Disculpadme si os tuteo, benéficos lectores; así me siento más cómoda y os percibo más cercanos.

Aunque la obra, sea narrativa o poética, ha de expresarse por sí misma, me apetece platicar sobre el núcleo de lo escrito: la edad, los años que vamos cumpliendo.

Surgió este libro como ejercicio de autoconocimiento y de asombro ante mí misma y mis cambios a lo largo del tiempo; no me refiero a la vejez corporal, fastidiosa pero esperada, sino al hecho de mirar hacia atrás y ver niebla, como si los años todo lo borraran, como si ni siquiera el pasado permaneciera. Y no hablo de pérdida de memoria, hablo de la duda, la duda creciente, la reinterpretación de la propia historia. Me urgió indagar en mis recuerdos, recuperar momentos de juventud y acudí a cuadernos viejos que contenían poemas de los veinte y treinta años. Un viaje en el tiempo que me sirvió para reencontrarme: vislumbré destellos de oro en la niebla, unas cuantas luces que me ayudaron a orientarme.

Llegué al hoy: ¿dónde me encuentro? Me miro y miro a mi alrededor: sin duda, en el invierno. Y no es mala época: ¿Por qué rechazar la vejez, como si solo en la juventud se viviera y amara? Para vivir intensamente no es necesario practicar deportes de riesgo ni pasar la noche de juerga.

Invierno en aprendizaje continuo, rescoldo que alimenta llamas, curiosidad infinita, tiempo para observar, sentir y pensar. Más la curiosa tarea de construir a Dios, el mío, y penetrar así en un panteísmo doloroso, porque la Naturaleza se destruye, la destruimos, y solo puedo dejar constancia de ello, abrir los ojos, alertar, ¡ojalá cambiáramos el rumbo!

Entreverados con los poemas -como el tocinillo en el buen jamón- figuran aforismos, breves narraciones, algo semejante a greguerías (este descubrimiento se lo debo a Ángel Olgoso); necesitaba esa variedad de formas para expresar diferentes aspectos y pensamientos.

Por tener, Fuego de invierno tiene hasta prólogo, un maravilloso regalo escrito por la artista y poeta Marina Tapia.

Para que lo catéis, un poema, una greguería y una imaginación en prosa:

Silencio

Alguien reza en la cumbre,

pero la cumbre está a pie de calle

o en el segundo piso de un edificio dormido.

En el renault que chirría en la curva,

a la vuelta de la fiesta o del trabajo.

En cualquier parte, a cualquier hora,

alguien reza y no siempre lo sabe.


A oscuras las voces llaman, a solas las voces buscan,

un ángel se lame la herida, las rejas se llenan de ojos

y el portón brusco golpea al excluido.


Silencio.

Humanidad sorda. O Dios mudo.

..........

Cuando envejecemos, volvemos al cine antiguo. Y si estamos algo sordos, al cine mudo.

..........

Deambulo por la Cartuja. Simetría entre la cruz y la espada, entre las estrellas que duermen y los candiles que velan. Espejos del Sagrario, atentos, como monjes que miran y no hablan.

Veo el Mar Rojo en el mármol rojo de la Sacristía: placas de piedra opulenta se abren como alas de mariposa para dejar libre el paso: medusas sorprendidas, peces que maldicen, algas secas y un ejército a la carrera a punto de ser tragado por las olas.

En los rincones, revestidas de estuco, se esconden almas cansadas de buscar respuestas.

...........

Fuego de invierno. Editorial Entorno Gráfico.

editorialentornografico.es




 


 




10 comentarios:

  1. Enhorabuena estimada Josefina.

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  2. Muchas gracias. Escribe tu nombre, por favor, que Blogger te cataloga como "Anónimo".

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  3. Precioso Josefina... Soy Jose... Un beso y un abrazo

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    1. Ah, Jose, muchas gracias, qué bien saber de ti. Beso y abrazo, también.

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  4. Enhorabuena, admirada amiga. Gracias po los placeres de la memoria. Disfruta de tu excelencia.

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  5. Nani Ladrón de Guevara1 de diciembre de 2022, 15:42

    Maravilloso tu libro. Voy leyendo y empapándome de esa verdad que se esconde entre sus páginas. Sensibilidad, ternura, fuerza... Y muchos más atributos con los que me regalas. Mi cariño y admiración siempre, querida amiga.

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    1. Tus comentarios me alegran profundamente. Supongo que a esto aspiramos los escritores, a conectar con los lectores, a que se produzca ese milagro de la comunicación. Gracias, Nani.

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  6. Querida amiga y poeta Josefina: Con algo de retraso, pero con premura, apenas he logrado los minutos de paz para leerte, me adentro en tus "dudas", en tu "reencuentro" en esas "luces", y hallo que a la final todos llevamos nuestras "dudas" colgadas como una pesada mochila, algunos buscamos el re encuentro con nosotros mismos y con otros seres, y unos pocos hayan luces para vislumbrar el camino, los recorridos, y eso que en el fondo de cada quien, ocupa su verdadera esencia. Por sí: hay una "HUMANIDAD terriblemente SORDA" y un "DIOS MUDO" que nos habla con signos y señales y necesitamos prismáticos para hallar esos códigos en ocasiones casi invisibles, pero existentes.
    Te dije y lo reitero, estaré para escuchar, para en silencio dirimir, tal como tantas veces ante las vicisitudes he hecho, en ocasiones alejándome lo más posible para ver la perspectiva del conjunto, y luego regresar con otra visión de mí misma y del mundo.
    Almaceno en la memoria cada uno de tantos gestos, cada una de tantas palabras, que encierran verdades con lazos ...
    Sabes que te deseo conseguir aquello que cubra tu espíritu poeta de lo más valioso que tenemos: La palabra.
    Recibe un fuerte abrazo, desde este rincón dónde cobijo el invierno, con el fuego en el alma,
    Ivonne Sánchez Barea

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    1. Querida Ivonne, manejar la palabra es tarea apasionante y difícil, como bien sabes, por poeta y escritora; pero también uno de los trabajos más gratificantes, no resuelve la vida, en ningún aspecto, pero la enriquece. A mí, personalmente, me ayuda a entender y a entenderme, a conectar con mis semejantes, a valorar matices...
      Mantener las ascuas, contemplar el fuego, controlar su debido alcance, en eso andamos: conseguirlo será triunfar.
      Recibe también mi abrazo, desde mi rincón-refugio, donde me encuentro feliz, aunque me gustaría poder salir de él y revolotear de vez en cuando.

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