Ya
llega, dos veces al año se altera el reloj para cambiar la hora. Aceptamos o
discutimos la alteración, pero algunos –supongo que no solo me ocurre a mí- nos
preguntamos por qué nadie habla de “la hora de Franco” y por qué no se elimina,
por el mismo o mayor motivo por el que se eliminan sus estatuas. Me explico: en
1940, el dictador sincronizó la hora de España con la de Berlín, y así
seguimos.
Copio
literalmente la Orden aparecida en el BOE:
ORDEN
de 7 de marzo de 1940 sobre adelanto de la hora legal en 60 minutos a partir
del 16 de los corrientes.
Excmos.
Sres.: Considerando la conveniencia de que el horario nacional marche de
acuerdo con los de otros países europeos, y las ventajas de diversos órdenes
que el adelanto temporal de la hora trae consigo.
Dispongo:
Artículo
1º: -El sábado, 16 de marzo, a las veintitrés horas, será adelantada la hora
legal en 60 minutos.
A
continuación se exponían una serie de disposiciones para coordinar los efectos
del cambio en transportes, administración, etc. La orden terminaba asegurando
que “oportunamente” se avisaría del “restablecimiento de la hora normal”. Con ello se refería al huso horario del meridiano de
Greenwich (GMT), el que corresponde a España por su geografía, ya que la mayor
parte de la península queda dentro la zona determinada por esta línea
imaginaria convenida como referencia para los husos horarios de todo el mundo.
Un año antes, Inglaterra había adoptado también la hora alemana.
Lo mismo hicieron otros países (se me ocurre la malvada pero lógica idea de
que había que sincronizar los bombardeos), pero acabada la Guerra, volvieron a
sus respectivas cuentas horarias, salvo España, que se quedó con la hora de
Berlín. De forma que Vigo, en Galicia, tiene la misma hora que Varsovia
(Polonia), que está a 3.200 kilómetros de distancia, pero una hora más que
Oporto, a solo 150 kilómetros.
Citando a Pere Planesas (astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional) en entrevista a la BBC Mundo, 2016: “Toda España (salvo las Islas Canarias, donde hay una hora menos) tiene la Hora Europea Central (la de Berlín) en lugar de la Occidental (la de Londres), lo que implica una hora de adelanto con respecto al sol en invierno y dos en verano, como promedio.
En las zonas occidentales (como la región de
Galicia), hay lugares en que el sol se pone a las 22.00 de la noche en verano y
en invierno no sale hasta las 9 de la mañana. La discrepancia entre la hora
solar y la oficial puede llegar a ser de casi tres horas”.
Así están las cosas, y por ello me carcajeo
en más de una ocasión al oír hablar de horas y horarios; por ejemplo, cuando
en verano leo los sabios consejos de no tomar el sol a mediodía: ¿qué mediodía?
A las doce, en España, la hora solar corresponde a las diez, y a las cinco de la tarde,
son las tres. ¿Cuándo nos vamos a acompasar mínimamente con el sol y demás
astros? ¿Tendremos que arrastrar para siempre “la hora de Franco”?
Lo obvio no es razonable, por lo menos ahora.
ResponderEliminarNo somos nadie, pero eso sí, podíamos gobernar una temporada.
Mi abrazo.
Sigues siendo mi "Ardilla Ilustrada"
Ay, Javier, Socram pintor, se adora la ignorancia, las ardillas ilustradas somos frikies, el hazmerreír del bosque. Un abrazo.
EliminarIngeniosos comentarios, amiga Josefina. Un abrazo
ResponderEliminarNo nacen tanto del ingenio como de la documentación y la reflexión. Sigo sin entender por qué ningún gobierno quita la hora de Franco. Gracias, amigo.
EliminarExcelentes razonamientos. Desde la "Década Prodigiosa" del siglo pasado hay riqueza eléctrica sobrante como para encender todas la iluminación artificial durante las oscuridades del atardecer y anochecer. No dependíamos ya de la luz natural...
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