La siguiente semblanza forma parte de mis Cuentos desobedientes (Entorno Gráfico Ediciones)
MOFETA EN SU TIERRA (Si alguien se identifica con este retrato, por algo será).
Kico
es pequeño, alopécico, rasposo, tan duro que se diría todo de pedernal… si no
fuera por la facilidad con que su corazón se rinde a los halagos, “¡Oh, tú, el
inteligente, el intelectual, el poeta!”.
Exseminarista
rebotado al Partido, se proclama comunista mientras pule con cuidado sus
deportivas de marca y ordena por colores sus exquisitas camisetas. Poco se sabe
de sus finanzas, pero notoriamente ejerce como bufón resentido en su comunidad
de provincias, donde enarbola su mayor gracia, la de imaginar proyectos
geniales que llevarán la cultura al pueblo y a él lo harán rico; si bien, para
realizarlos ha de engañar a algún pardillo al que nombrará socio capitalista.
Los espectadores de sus maniobras aplauden su habilidad, se conduelen de la
víctima del fraude y comentan “¡Cosas de Kico!”.
Pero
de entre todas las empresas apetecidas, y son innumerables, hay una que le
gusta a rabiar: desempeñar el papel de Pigmalión. En una ocasión, asistí de
principio a fin al desgraciado proceso: eligió a una joven bien dotada en todos
los sentidos, un “diamante en bruto”, a la que prácticamente adoptó y sometió a
inacabables horarios de trabajo; “hazlo así, lee estos libros, pon atención,
ahora esta película, escucha el disco, busca la dirección de, investiga en
Internet… ¡Cuánto vale esta chica!, ¡cómo trabaja, qué entusiasmo!, ¡llegará
lejos!”.
Ella
le adoraba, obedecía, confiaba… Un idilio, hasta que la criatura-estatua
comenzó a moverse, al fin Kico le había insuflado su espíritu, pero… ¿Qué es
esto? Si resulta que se mueve como un ser independiente, impredecible, tan
distinta al títere deseado, que debería agitarse solo por tirones del hilito.
Estallan
entonces los gritos de “¡Traición!, ¡Se lo he enseñado todo y se va con mis
logos y mis ideas!, ¡Con lo que yo he hecho por ella!”. Inútil replicarle “Sí,
la has hecho trabajar sin sueldo, le has dado esperanzas sin base, has
invertido su dinero sin darle ninguna explicación. La has hecho llorar, la has
insultado, despreciado, y por último te ofende que se mueva sin tu permiso”.
No
le demos vueltas, pase lo que pase, el ofendido siempre será Kico Gominola.
Sufre infinitamente, le traicionan, nadie reconoce su talento, es un genio
incomprendido. Ya se sabe, nadie es profeta en su tierra. Pero mofeta, sí.
1. Vigilando, por si aparece el Seudopigmalión
2. Medio escondida, para que no la encuentre Kico 3. Subida a una altura a la que no llega el interfecto
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