Ocurren
crímenes, maldades tremendas todos los días que llevan a muchos a desear más
policía, más vigilancia, más castigo, más fuerza. Ignoro la solución a la
delincuencia, en especial, cómo evitar el desprecio a la vida ajena que denota una parte de
los asesinatos que se cometen, pero sí sé esto: el Derecho no ha de basarse en
el miedo ni en la fuerza, la Justicia no puede caer en los mismos desmanes que
condena.
Como ejemplo de Justicia inaceptable para nosotros, habitantes de un siglo que aspira a la democracia, traigo aquí la copia de un curioso documento, regalo de una buena amiga: la sentencia dictada en 1759, en el Tribunal de Lyon (Francia), contra unos ladrones y homicidas. Se les condena a “ser rotos vivos”. Ya sé que sería mejor traducción la de “descuartizados vivos”, pero prefiero la de “rotos”, por más directa: manifiesta toda la fuerza del hachazo y nos enfrenta con los límites admisibles en la imposición de las penas. Tal vez podría referirse a la rotura de los huesos, pero esa pena solía complementarse con otra de muerte efectiva, y aquí no aparece esa pena complementaria.
La
reflexión sobre estos aspectos me ha llevado a consultar algunos trabajos sobre
la historia de la penología; en concreto, en el Antiguo Régimen; así me he encontrado con una figura señera en la
Historia del Derecho, don Francisco
Tomás y Valiente, asesinado por ETA en 1996, en su despacho de la
Universidad Autónoma de Madrid. Un asesinato injustificable que se pretendía
ajusticiamiento.
También
he descubierto a Cesare Beccaria,
del que conocía la importancia de su tratado “De los delitos y las penas” (publicado en 1756),
sin haberlo leído; ahora que sí lo he
leído, me quito el sombrero ante la claridad e inteligencia de su enfoque, en
completa consonancia con la sensibilidad actual. No me resisto a citar alguna
de sus frases: “las leyes, que únicamente son, o debieran ser, pactos de hombres libres”,
“una
crueldad consagrada por el uso en casi todas las naciones es la tortura del reo
mientras se forma el proceso”, antes de saber si es o no culpable, propiciando
así “que el dolor se convierta en piedra
de toque de la verdad”, “No es útil la pena de muerte por el
ejemplo de atrocidad que dá á los hombres. Si las pasiones ó la necesidad de la
guerra han enseñado a derramar la sangre humana, las leyes, moderadoras de la
conducta de los hombres, no debian aumentar este ejemplo feroz, tanto más funesto
cuanto que la muerte legal se da con estudio y con formalidades”.
Comparto las fotocopias del documento porque me parece muy interesante (y
para alardear de mi tesoro). Resumo el texto, salvo los detalles más curiosos y
la sentencia, que transcribo completos:
Resumen:
Atacan una ermita, intentan derribar la puerta sin lograrlo, a continuación
procuran sacarla de sus goznes; amenazan con prender fuego a la casa del
ermitaño si no les abre; disparan a través de la puerta con un fusil (sic),
hiriendo al compañero del ermitaño; el ermitaño se defiende con otro fusil…
Entran practicando una fractura exterior, y aunque en estas páginas no consta
el desenlace, de la sentencia se desprende que hubo algún muerto, por cuyo
asesinato son juzgados.
Asimismo, se les juzga por otro robo con fractura en los dominios del Señor de Reynard.
Vamos a lo más impresionante, en traducción literal:
Juicio prebostal y en última instancia
PRONUNCIADO
contra Jean Giraud apodado el Suizo, Claude Mure llamado Pata de Palo y
Catherine Boiron viuda de Philibert Ducoin ajusticiado a muerte en París hace
tres años, concubina del dicho Giraud, prisioneros los tres: juicio que declara
que los mencionados Giraud y Mure, reos convictos
de robo cometido con fractura exterior, en el dominio del Señor Reynard, en la
parroquia de Lantilly, así como de robos y asesinato en la Ermita de Grandjean
parroquia de S. Just del Loira: los condena a ser rotos vivos, siendo previamente
sometido el mencionado Giraud a cuestión
ordinaria y extraordinaria. Y que se aplace el juicio de la mencionada Boiron
hasta después de la ejecución de los mencionados Giraud y Mure.
A
2 de junio de 1759
Para
reparación de lo cual, y de otros casos resultantes del procedimiento, el dicho
Jean Giraud y Claude Mure son condenados a ser rotos vivos en los brazos,
piernas, muslos, lomos, por el Ejecutor de la Alta Justicia, sobre un cadalso
que se erigirá a este efecto en la Plaza pública de Terreaux de esta Villa y a
cien libras de multa a cada uno para el Rey; siendo el dicho Giraud previamente
aplicado a la cuestión (tortura) ordinaria y extraordinaria para
obtener de su boca la revelación de sus cómplices y de algunos hechos
resultantes del proceso.
Se ordena además que el presente juicio sea impreso, leído, publicado y fijado, tanto en esta villa como en Latilly, en St. Justo del Loira, San Martín de Arriba, San Etienne de Forez, y por todas partes donde fuera necesario.
En
Lyon, imprenta de P. VALFRAY, impresor del rey, 1759.
De
seguro, el dador de la sentencia nunca imaginó que también sería fijada y leída
doscientos sesenta y seis años después, en España.
Convertir la justicia en salvajada nunca debería aceptarse. Me felicito por ser de un país que, aunque tarde, abolió la pena de muerte, que nunca podrá concebirse como cosa de justicia, sino una sucia revancha.
ResponderEliminarAlberto
Se argumentaba que era útil como disuasión, pero ya lo dice muy bien Beccaria. Para mí tampoco es admisible. Pero no olvidemos que en muchos países es legal.
EliminarSiemore interesante, Josefina. Menos mal que en muchos países está abolida esa terrible e inhumana crueldad que convierte a los "justicieros" en seres semejantes a sus víctimas.
ResponderEliminarEfectivamente, la pena de muerte degrada a quien la imparte.
EliminarArare
ResponderEliminarHola Josefina, ya es sabido que la " justicia" a veces es más cruel que los propios delincuentes, en una época de atrocidades varias, inquisición etcétera, aunque en países como el nuestro no sé práctica estás crueldades todavía por desgracia en otros aún se práctica la tortura, no sé si has visto el documental donde en un país que se supone democrático tiene fábricas donde se fabrican instrumentos de tortura para países varios tales como Arabia Sahudi etcétera , horrible, tan culpables son los unos como los otros
EliminarNo he visto el documental, pero resulta terrible que sea así.
EliminarUauuuu. Mil gracias por tu trabajo de investigación y opinión, muy muy interesante, daría para una tarde enter.a, o dos
ResponderEliminarDesde luego; además me parece un debate necesario, los crímenes levantan pasiones y nublan la razón.
EliminarNo estoy de acuerdo con la pena de muerte. Es una forma extrema , por parte de otro ciudadano dictas sentencia con crueldad , contra el derecho a la vida
ResponderEliminarYo tampoco la apruebo; además no creo que valga para disuadir a los delincuentes; en los países en que se aplica, hay la misma delincuencia o más que en aquellos donde se prohibió.
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