jueves, 2 de febrero de 2023

Una visita a Santa María la Mayor, en la Fortaleza de La Mota

                  Santa María la Mayor, contracielo, contraluz.

                                      Gárgola, sin duda, sabia

Merece esta iglesia de la fortaleza de La Mota, en Alcalá la Real, exposición más erudita, pero no caeré en la tontería de copiar la Wikipedia ni ninguna otra página que cualquiera puede encontrar en Google, de manera que en primer lugar trataré de las sensaciones que me producen sus ruinas, dejando para el final una historia muy resumida del lugar.
De forma análoga, las fotografías no responden al afán de documentar exhaustivamente el monumento, sino a mis gustos y obsesiones.

                                                              Juegos de nubes

                                           Pináculos coronando los contrafuertes

Adoradora de ruinas y cementerios, ¿cómo no habría de gustarme esta iglesia? Reconstruida y restaurada -de otro modo no se sostendría- y, a pesar de ello, mágica; se siente la mezquita previa, y la probable basílica paleocristiana que la precedió, según el aplastante simbolismo de la sucesión: un templo pisa al precedente, el dios vencedor ocupa el lugar del dios vencido, pues "si ha triunfado será porque es más poderoso".

                                                     La naturaleza de la sombra

                                                                   Ojos cerrados



Santa María la Mayor, la que fue opulenta iglesia abacial, es hoy un hermoso cascarón que alberga vestigios y recuerdos, tras siglos de servir a los vivos y guardar a los muertos. Como una caracola, ofrece solidez y gala externas -en portadas, torres, gárgolas- en contraste con un vacío interno organizado en niveles y huellas -el coro, las sepulturas, los nervios cruzados, una capilla... Arcos, espirales, caminos interiores y un laberinto subterráneo de tumbas que ha quedado parcialmente al descubierto.

                                                             Los rostros perdidos

La piedra caliza de tono anaranjado, calcarenita cálida y vibrante al sol, se enfría cuando entramos en el templo, aunque todo, los muros desnudos, los pilares desmochados del altar, la techumbre extemporánea... nos incita a imaginar el incendio definitivo (1812), la rabia metódica de los invasores, quienes, movidos por la temible lógica de la guerra, se esfuerzan en no dejar tras de sí nada que pueda servir de sustento o de consuelo al invadido.

                                                                      Ojo abierto

                                                        Medallón, ya en el interior.

Para colmo, en el caso de la Guerra de Independencia española, a la inmensa destrucción causada por los enemigos (los ejércitos napoleónicos) se sumó la causada por los aliados (británicos de Wellington), interesados en eliminar cualquier posible competencia económica. En fin, entre guerras y desastres naturales, resulta milagroso que hayan pervivido monumentos de siglos pasados, que esos rostros de las gárgolas aún nos miren y la torre se alce. Milagro y estímulo, puesto que nos empujan a averiguar las andanzas de quienes los transitaron en vida. Y si se trata de ruinas, a mí, incurable romántica, me incitan a charlar con sus fantasmas.

                                                              Arcadas laterales

                                     Al fondo, crucerías, capilla, coro

            Cementerio del s.XIX, criptas medievales, excavaciones arqueológicas. Han                              aparecido restos incluso del periodo visigodo

                                                               Mirando

En La Mota de Alcalá la Real se han asentado sucesivos pueblos a lo largo de la historia, viéndose poblada desde los íberos hasta el siglo XVIII; habitación muy natural si tenemos en cuenta que se trata de una meseta de unos mil metros de altura, desde la que se divisa un inmenso territorio: campos, pueblos, caminos. Eso significa "mota": colina aislada. 

                                     En primer término, adarve y dependencias excavadas

Vive su esplendor desde los siglos XI al XIII, en el periodo musulmán. Alfonso XI la toma en 1340 y se mantiene como próspera ciudad y enclave fronterizo fundamental entre el reino de Castilla y el reino nazarí de Granada.

                                  Muralla, camino de ronda, vivienda y visión a larga distancia

La iglesia se construye sobre la mezquita aljama, en diversas fases que abarcan desde el siglo XIV al XVII, manteniendo hasta su fin los rasgos renacentistas.
En 1810 las tropas napoleónicas la saquean, desmantelan y utilizan como dependencia militar, y al marchar, en 1812, le prenden fuego: caen las cubiertas y comienza su imparable deterioro. Por si esto no bastara, hacia 1850 se convierte en cementerio municipal; este uso y las excavaciones arqueológicas le dan el aspecto que hoy vemos.

                                                         Zona del altar

                                       Tímpano, en segunda planta, con símbolo de San Mateo


7 comentarios:

  1. Excelente Josefina! Me encanta esta forma de transmitir... besos.

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    1. Muchas gracias. Dime tu nombre, por favor, que este Google te llama "Anónimo".

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  2. Me ha encantado como vives y sientes aquello que nunca debió de ocurrir, malditas las guerras!!

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    1. Gracias. Y que no cesan, las guerras, por más que las rechacemos. Dime quién eres, por favor, que Google te identifica como "Anónimo" y se queda tan ancho.

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  3. Inmaculada Nogueras Montiel3 de febrero de 2023, 14:07

    Una maravilla, tanto las fotos como los comentarios. El sitio, delicioso.

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    1. Muchas gracias, Inmaculada. Esa es mi intención, regalar una parte de lo que vivo.

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  4. Como siempre, muy bonita descripción y maravillosas fotografías. Muchas gracias Josefina. Besos

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