lunes, 8 de mayo de 2023

San Torcuato y su nombre

Se acerca el 15 de mayo, festividad de San Torcuato, patrón de Guadix, y la cercanía de la fecha me empuja a explicar el origen de su nombre. No es la primera vez, ya lo hice en mayo del 2019, pero cuatro años, con sus aconteceres y olvidos, son muchos años, de manera que retomo la historia, iniciada en el siglo IV a.C. por un galo petulante y pinturero. Hablo de un guerrero, un jefe celta ("celta" equivale a "galo" y a "gálata") que practicaba los usos bélicos de su pueblo: el reto individual, la jactancia, la gestualidad destinada a amedrentar al enemigo.

"Galo moribundo", copia romana de un original griego del siglo III a.C.
Cuentan los historiadores que los celtas combatían desnudos,
algunos con peto, a veces con capa corta, pero siempre con el torques,
como éste que agoniza.

                               

Conocemos la curiosa anécdota gracias a numerosos historiadores y literatos romanos, entre los que se cuentan Polibio, Lucio Anneo Floro, Orosio, Valerio Máximo... Pero a mi entender Tito Livio la cuenta mejor que nadie; en él me baso, resumiendo su narración al máximo:

Corre el año 361 a.C., los galos amenazan Roma, acampados a tan solo tres millas de la ciudad, al otro lado del río Anio, junto al puente que lo cruza. Los romanos acuden a la defensa con un inmenso ejército, estableciendo su campamento en la otra orilla. Se suceden las escaramuzas, pasan los días sin que ninguno de los bandos consiga la posesión definitiva del puente, hasta que un día, un galo de enorme tamaño, fuerte y altanero, avanza, se planta en medio del puente en cuestión y reclama un combate singular con el más valiente de los enemigos. Silencio, a un lado y a otro. Parece que hay miedo entre los romanos, hasta que Tito Manlio, de pequeña estatura, pide permiso a su general para aceptar el desafío; lo obtiene, y armado de modo sencillo pero eficaz, sin detenerse en florituras fanfarronas -cosa que sí hizo el galo- salta, se agacha bajo el retador y acaba con él de dos estocadas: una en el vientre, otra en la ingle.

Todos esperaban que el vencedor se abalanzara sobre el cadáver para quitarle armas y joyas, pero únicamente, con elegancia, le arrebató el torques. ¿Y qué era el torques? Un ornamento distintivo, una especie de collar reservado en origen a dioses y semidioses, pero que en el siglo IV a.C. ya portaban los guerreros sobresalientes, los jefes y los sacerdotes. Consistía en un aro rígido y bastante grueso, de bronce o de oro, cuyos extremos no llegaban a tocarse, quedando como un collar abierto, con la abertura por delante. Honraba a quien lo llevaba hasta tal punto que resultaba imposible quitárselo a ningún galo sin antes quitarle la vida.

                       
   El dios celta Cernunnos, señor de la regeneración, de los animales y
                                    de la virilidad. Porta dos torques, uno al cuello y otro en la mano.

Continúo. Tito Manlio, con el derecho que le otorga la victoria, coge el torques ensangrentado y se lo pone al cuello: el ejército romano estalla en aclamaciones, de las que surge unánime el apelativo Torquatus, que se le otorgará como cognomen hereditario; así, a partir de este momento, se sucederán numerosos Torcuatus en la historia de Roma, extendidos no solo por descendencia, sino también por matrimonio, adopción y manumisión.

Encontraremos, por ejemplo, un Tito Manlio Torcuato Imperiosus, un Tito Manlio Torcuato Parricida, y otros muchos de la misma gens; pero también un Junio Silano Torcuato (Anales, Tácito) y alguno más en los versos de Catulo y Horacio; todo esto sin agotar las fuentes... Hasta llegar a San Torcuato, fundador de la diócesis de Guadix. Por tanto, yerran las referencias etimológicas a palomas ("torcaz" proviene directamente de torques, sin pasar por Torcuato), o a "trocados", o fantasías tales como Torgot o Toroguate o cualquier otro término relacionado con el toro.

Pueden existir dudas sobre los Varones Apostólicos o sobre la historicidad de San Torcuato, pero ninguna sobre el origen -etimología- de su nombre.

No existe misterio sobre el apelativo, pero ¿no resulta sorprendente esta historia? Porque... ¿quién le iba a decir al galo grandote y audaz que perdió la vida en lucha singular hace 2400 años que con su reto iba a proporcionar nombre a un santo, a un combatiente de una religión no nacida? ¡Qué digo, “nacida”! El Cristianismo ni siquiera era imaginable en aquella época. Vueltas que da la vida. Resultado impensable de un duelo. Peripecias de un nombre.

Tito Livio (59 a.C-17 d.C.) narra detalladamente el episodio "Torquatus" en el Libro VII de su "Historia de Roma (Ab urbe condita)".


                                                 Un torques particularmente simbólico: a su forma típica

                                                 añade la cabeza de carnero, propia de la serpiente sagrada,

                                                 la misma que el dios Cernunnos sostiene en la mano.

                                                 

9 comentarios:

  1. San Torcuato oculto tras la fama de San Isidro, del mismo día. El caso es transmitir leyendas de contenido moral para que nos sirvan de guía espiritual: Algo es algo.

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    1. Es verdad, de algo valen, aunque San Isidro era un poco holgazán, pero no está mal saber que a veces el trabajo no es lo más importante.

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  2. Qué interesante me resultó! Leí con mucho placer

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  3. Gracias, Cristina. Tito Manlio Torcuato nos entretendrá próximamente, ya verás.

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  4. Un lujo que alguien que conoce bien la historia la resuma de forma tan didáctica. Muchas gracias Josefina!

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    1. Gracias a ti por tu lectura. En la historia hay numerosas anécdotas muy sabrosas.

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  5. Interesante el origen del nombre Torcuato. Un duelo con un ganador imprevisto, un collar que da origen al nombre. Todo en su contesto muy original . Gracias .

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    1. Gracias a ti, Cristina. Las anécdotas históricas enseñan más de lo que parece.

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